La chinche besucona en la industria alimentaria: una amenaza silenciosa

En el mundo del control sanitario, existen plagas que, aunque poco visibles, representan un riesgo real para la salud humana y la inocuidad de los procesos industriales. Tal es el caso de la chinche besucona, un insecto que, además de ser vector de enfermedades, puede infiltrarse en instalaciones alimentarias y comprometer la seguridad de los productos.

Aunque suele asociarse con zonas rurales o viviendas humildes, la chinche besucona puede aparecer en la industria alimentaria, especialmente en plantas cercanas a zonas naturales, áreas con presencia de animales o con deficiencias estructurales. En este contexto, es fundamental fortalecer el control de plagas en la industria alimentaria para evitar su ingreso, propagación y consecuencias sanitarias.

¿Qué es la chinche besucona?

La chinche besucona, conocida científicamente como Triatoma infestans y otras especies del género Triatoma, es un insecto hematófago, es decir, que se alimenta de sangre. Su nombre popular proviene de su hábito de picar alrededor de los labios o el rostro de las personas mientras duermen.

El riesgo más grande de esta plaga es que puede ser portadora del Trypanosoma cruzi, el parásito causante de la enfermedad de Chagas. Esta enfermedad puede ser mortal si no se detecta a tiempo y, aunque su transmisión en instalaciones industriales no es común, la presencia del vector sí representa una falta grave ante cualquier auditoría sanitaria.

¿Cómo llega una chinche besucona a una planta alimentaria?

A diferencia de las cucarachas o los roedores, que buscan activamente restos de comida, la chinche besucona llega a las instalaciones principalmente en busca de refugio o por la cercanía con animales. Algunas rutas comunes de ingreso incluyen:

  • Presencia de animales silvestres cerca de la planta (perros, roedores, tlacuaches, etc.).

  • Fisuras en paredes, techos o sellos perimetrales.

  • Áreas de descanso del personal mal higienizadas.

  • Materiales de empaque o cajas provenientes de zonas infestadas.

Una vez dentro, estas chinches pueden esconderse en grietas, equipos sin uso o mobiliario tapizado, y pasar desapercibidas por largo tiempo. Por eso, el control de plagas en la industria alimentaria no puede limitarse a las plagas comunes: debe incluir vigilancia para especies emergentes o poco frecuentes.

¿Por qué es peligrosa para la industria alimentaria?

Aunque la chinche besucona no contamina alimentos de forma directa como lo haría una cucaracha, su presencia en instalaciones de procesamiento de alimentos representa un riesgo reputacional y de salud. Entre los principales problemas que puede generar se encuentran:

  • Sanciones en auditorías: la presencia de un insecto hematófago transmisor de enfermedades puede derivar en no conformidades graves.

  • Riesgo para el personal: la picadura puede causar reacciones alérgicas, infecciones o enfermedades.

  • Contaminación cruzada: si llega a depositar heces en superficies, estas pueden contener el parásito que causa Chagas.

  • Pérdida de certificaciones: normas como FSSC 22000, SQF o BRCGS exigen estrictos protocolos de higiene y control de plagas.

Por estas razones, implementar un programa profesional de control de plagas en la industria alimentaria es esencial para mitigar cualquier tipo de amenaza, incluso aquellas poco comunes.

¿Cómo prevenir la chinche besucona?

Prevenir la entrada de este insecto a las instalaciones requiere una estrategia integral. Aquí algunos pasos clave:

  1. Sellado estructural: revisar y corregir grietas, marcos de puertas, ventanas, ductos y techos.

  2. Control del entorno: mantener áreas verdes cortadas, sin acumulación de escombros, nidos o madrigueras de animales.

  3. Educación al personal: informar al personal sobre cómo luce la chinche besucona y cómo reportarla.

  4. Monitoreo activo: instalar trampas o realizar inspecciones periódicas, especialmente en zonas de descanso o almacenamiento.

  5. Aliarse con expertos: contar con una empresa profesional especializada en control de plagas en la industria alimentaria.

Casos en la industria: cuando lo "raro" se vuelve realidad

En los últimos años se han reportado hallazgos de chinche besucona en fábricas del centro y sur de México, especialmente en instalaciones ubicadas cerca de zonas boscosas o rurales. Aunque su aparición es ocasional, cada vez más empresas incluyen este vector dentro de sus protocolos de control de plagas en la industria alimentaria, reconociendo que una buena defensa empieza por la prevención.

Conclusión

La chinche besucona puede parecer una amenaza lejana, pero su presencia en la industria alimentaria debe tomarse en serio. No se trata solo de proteger productos, sino de cuidar la salud de los colaboradores y mantener intacta la reputación de la empresa.

Contar con un sistema integral de control de plagas en la industria alimentaria que incluya monitoreo especializado, capacitación continua y respuesta rápida ante hallazgos es la mejor manera de asegurar instalaciones libres de plagas, certificaciones válidas y procesos productivos seguros.

Conclusión

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